Protones inertes

Comprobaste que no hay nada mejor que un buen polvo.
Y que nada tiene que ver el amor.
Ese baño, aquel bar,
un hombre de nombre inventado
y un poco de más aliviándote el último paso.
De rodillas te perdiste perdón por el tiempo olvidado
y mirabas sus ojos sin ver.
El peinado a un costado,
y la falda también.
En tus labios, perdigones de placer;
en tu cuerpo una tensa calma.
Moretones en la espalda marcando la pared.
Química con protones inertes, unión de un instante.
Mientras subía su cierre enjuagabas tus culpas.
Sonreiste al verlo salir.
El espejo rió de lujuria.

No hay comentarios: