Siempre vuelvo a los rincones
que hemos transitado tantas veces
tomados de las alas.
Pero ya no existe ese graffitti que hablaba de nosotros,
ni está el árbol que nos daba sobra en nuestras noches.
Ya no escucho en los pasillos los ecos de tus risas,
y el café no es tan amargo sin tus llantos.
Ya no pasa ese bondi en el cual me desnudaste
de prejuicios sólo para hacerte feliz.
Ya no encuentro los motivos que sobraban,
faltan los encuentros sin motivo,
sobran los motivos para nuestros desencuentros.
Ya se apagaron esas tenues luces
que servían de guía a nuestras charlas.
Y el pulso de tus latidos se pierde en mi pecho.
Pero hoy cambié el destino
al cambiar mi recorrido.
En el nuevo camino encontré el ruido de otras almas
que buscaban mi silencio,
y busqué mis ruidos propios
en esas almas y en sus silencios encontrados.
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